La transmisión por vía sanguínea se puede producir cuando se comparten jeringuillas, material de uso personal cortante o que contenga sangre (utensilios de afeitado, cepillos de dientes...) o por hacerse piercings o tatuajes con material que no haya sido esterilizado antes.
La transmisión del virus de madre a hijo (denominada también en ocasiones transmisión vertical) puede producirse durante el embarazo, en el momento del parto o por medio de la lactancia materna.
En contra de algunas creencias populares, fruto del desconocimiento, el VIH no se transmite por actos de convivencia tales como compartir cama, comida o utilizar el mismo lavabo. Tampoco por abrazar, besar o dar la mano a una persona infectada ni por la picadura de un mosquito.
Los métodos preventivos de las vías de transmisión expuestas anteriormente incluyen el empleo del condón –ya sea masculino o femenino- que reduce de manera muy importante el riesgo de transmisión sexual del virus.
Para evitar la transmisión sanguínea es importante no compartir jeringuillas ni utensilios personales cortantes o que puedan contener restos de sangre.
En relación a la transmisión de madre a hijo, la toma de terapia antirretroviral durante el embarazo –siempre prescrita y controlada por un médico- y el hecho de evitar en la medida de lo posible administrar leche materna al bebé –utilizando fórmulas de lactancia no materna (biberones)- son las estrategias de reducción de riesgos más adecuadas.
La transmisión del virus de madre a hijo (denominada también en ocasiones transmisión vertical) puede producirse durante el embarazo, en el momento del parto o por medio de la lactancia materna.
En contra de algunas creencias populares, fruto del desconocimiento, el VIH no se transmite por actos de convivencia tales como compartir cama, comida o utilizar el mismo lavabo. Tampoco por abrazar, besar o dar la mano a una persona infectada ni por la picadura de un mosquito.
Los métodos preventivos de las vías de transmisión expuestas anteriormente incluyen el empleo del condón –ya sea masculino o femenino- que reduce de manera muy importante el riesgo de transmisión sexual del virus.
Para evitar la transmisión sanguínea es importante no compartir jeringuillas ni utensilios personales cortantes o que puedan contener restos de sangre.
En relación a la transmisión de madre a hijo, la toma de terapia antirretroviral durante el embarazo –siempre prescrita y controlada por un médico- y el hecho de evitar en la medida de lo posible administrar leche materna al bebé –utilizando fórmulas de lactancia no materna (biberones)- son las estrategias de reducción de riesgos más adecuadas.
FORMAS DE TRANSMISIÓN
Entre los principales modos de transmisión del VIH se encuentran las relaciones sexuales sin protección con una persona infectada y la transmisión vertical de madre a hijo, ya sea de manera intrauterina, durante el parto o por la lactancia materna. La transmisión también se puede producir a través de sangre infectada, al compartir agujas y jeringuillas usadas o contaminadas o al transfundir sangre contaminada o sus productos derivados (1)(2)(5). El riesgo de contagio varía con la carga viral, el estadio de la infección, la instauración de tratamiento, la presencia de circuncisión y de enfermedades de transmisión sexual, los comportamientos sexuales y los factores sociodemográficos. Por ejemplo, el riesgo de transmisión del VIH es mayor cuando es de hombres a mujeres y cuando existe lesión genital ulcerosa. Por el contrario, la monogamia mutua duradera, la reducción de la promiscuidad y el uso de preservativos serían factores clave en la prevención y constituyen conductas que se promueven, como el “ABC”: abstinence (abstinencia), be faithful (fidelidad) y condomise (uso de condones) (2). Si bien la transmisión del VIH por el contacto cotidiano es poco probable, es importante evitar el contacto con la sangre, por ejemplo, al compartir cuchillas de afeitar o cepillos de dientes (1). Por otra parte, no hay evidencia de que el virus se transmita por contacto casual o por medio de insectos (5).